Por: Catalina Jiménez Combariza- Directora y Fundadora, Sentidos Comunicaciones
Articulo publicado en Forbes
En momentos de crisis, tener la información soportada en hechos reales nos aporta el criterio para no compartir memes que trivializan la situación, o noticias falsas que acrecientan el pánico.
Profundos cambios y crisis se están viviendo en todo el mundo. Estamos ante posibles movimientos que supondrán un nuevo orden mundial. No se trata de un evento aislado, ocurrido en una película de terror; por el contrario, se trata de hechos vividos anteriormente con diferentes actores y en diferentes regiones del planeta; en otros siglos, en otras décadas, que hoy vuelven a la escena. Una vez más la lucha por ser el más fuerte, por tener la razón se impone.
Algunos países están en guerra frente a la mirada expectante de otra parte de la humanidad que hace de espectador; en otras zonas a las mujeres se les obliga a no salir de casa y abandonar sus estudios y trabajos. En mi país, la sensación de violencia respirándonos en la nuca ha sido una constante, aunque algunos hemos podido vivir “alejados” en gran medida del terror que padecen y viven millones de compatriotas. Como humanidad, cualquier acto de violencia debería conmovernos hasta lo más profundo de nuestro ser.
Nosotros, los espectadores, con el relativo conocimiento que podemos llegar a tener sobre lo que sucede, seguimos las últimas noticias desde nuestros celulares, y compartimos la información y los videos que nos llegan y que casi siempre, consiguen realmente conmovernos. Es nuestra obligación conocer la historia, informarnos y que verifiquemos lo que “consumimos” para que lo que compartamos no genere aún más caos.
“Un pueblo que no conoce su historia está condenado a repetirla”, frase adjudicada a diversos autores y que en cada punto del planeta se vuelve una sentencia, hoy más viva que nunca.
Conocer nuestra historia
He pensado mucho en qué podemos hacer el resto de los mortales mientras las guerras y las crisis ocurren ante nuestros ojos; podemos donar claro, hay varias fundaciones y ONG´s, recaudando ayuda para los niños, las víctimas y la población civil; también tenemos la alternativa de mandar nuestros pensamientos positivos y de buena energía. Desde diferentes religiones y creencias podemos compartir esas plegarias para que lo que se vive aquí o allá, no se agrave y no existan más y generen más víctimas.
Pero también, nuestro pequeño grano de arena lo aportamos al informarnos, al saber lo que esto implica, al entender su alcance, al revisar la historia, y sobre todo al escaparnos de las noticias falsas y con esto ayudar a construir sociedades con criterio y con algo de suerte, y para las generaciones que somos ejemplo, seres humanos con mayor compasión por el otro y sin ganas de repetir las fallas del pasado.
El 56,4% de los usuarios de Internet manifiestan estar preocupados por no saber qué es cierto y qué no de las noticias que consultan a través de las redes sociales según el informe Digital 2021[1]. La realidad muestra que por medio de estas plataformas el 64.5% de los usuarios reciben información de última hora para enterarse sobre lo que sucede en el mundo; sin embargo es tal la cantidad de contenido que se genera, que no siempre resulta fácil identificar su veracidad, y que además, en sólo instantes son compartidas por muchas personas sin mayor rigor.
Ante eventos como los que estamos presenciando en la actualidad, y de manera general, a lo largo de nuestro comportamiento en las redes sociales y en internet siempre debemos recurrir a las fuentes verdaderas, contrastar opiniones y conocer la historia mundial, local y propia, para poder tomar posiciones fundamentadas. Tener la información real basada en hechos, tal vez nos aporte la empatía para no compartir memes que trivialicen la situación, o noticias falsas que acrecientan el pánico sin responsabilidad.
La consultora Gartner destacó en su informe ‘Predicciones tecnológicas’ realizado hace un par de años, que para 2022 la mayoría de los países occidentales consumirán más información falsa que noticias reales, sin embargo la asesora también informa que como respuesta a este comportamiento para el 2023, hasta el 30% de las noticias mundiales y el contenido de vídeo se verificarán mediante la tecnología blockchain y así contrarrestar las famosas ‘fake news’.
Tal vez el hecho de estar informados de forma adecuada nos permita tener el criterio suficiente para no repetir modelos y trágicas historias que se creían superadas. Tal vez y con mucha suerte, estar bien informados, nos permite enseñarles a nuestros hijos a reconocer su propia historia, la de sus pueblos, la de las víctimas y esto nos traiga una generación llena de empatía, reacia a cometer los mismos errores y esperanzada por hacer algo mejor y reescribir la historia desde otra arista.
Quiero invitarlos a construir el criterio, desde la información, desde contrastar fuentes, no compartir basura, a ser conscientes que desde nuestro lugar “lejano o cercano” a ciertos hechos globales o regionales, impacta de alguna manera en las personas que nos rodean y les ayuda a saber qué es lo que realmente está pasando, para que las generaciones futuras comprendan lo que implica tomar decisiones intencionadas desde el afán de poder, desde el afán de ganar, en una carrera en dónde es seguro que todos perderemos.
No promovamos la desinformación, la falta de empatía y la desconexión con la realidad y lo que viven tantos desde nuestros dispositivos; usemos la información con respeto, corroboremos fuentes y compartamos sólo información cierta y verificada. Que nuestros clics sumen y no resten.
Comments